La domótica para ahorrar energía

La domótica aplicada a los sitemas de calefacción permite optimizar el consumo para que la casa se mantenga caliente o fría en función de nuestras necesidades, permitiendo un importante ahorro tanto energético como económico.

La generalización de las nuevas tecnologías y la conexión a Internet de los aparatos electrónicos se ha trasladado también al campo de la calefacción. De esta forma, un simple teléfono móvil, a través de una aplicación específica, permite regular la calefacción en casa, de tal forma que uno puede estar de viaje en Londes y encender la calefacción para que cuando regrese unas horas después, pueda enocontrarse el hogar caliente y con el máximo confort.
Del mismo modo, puede hacer lo contrario. Si ha salido de viaje de forma rápida y ha olvidado apagar la calefacción mientras está fuera para ahorrar, ahora puede hacerlo con una simple orden táctil desde el móvil. todo ello gracias a la domótica aplicada a los sistemas de control de temperatura en recintos cerrados.
La tecnología permite igualmente discriminar la temperatura de cada estancia de la casa en función de su uso y habitabilidad.
Así, si se quiere ahorrar y hay una habitación que no se usa, basta con que tenga la puerta cerrada y en ella se programe la calefacción para que haya unos grados menos de temperatura. Lo mismo se puede hacer en la cocina o lo contrario en una habitación en la que hay un bebé o un niño pequeño y es prioritario tenerla caliente.
Al igual que se puede fijar una temperatura para cada entorno, la tecnología actual también permite programar el uso de la calefacción en función de las horas del día, de tal forma que por la noche, mientras se duerme, se puede optar por una temperatura unos grados más baja que durante el día. Las personas que tienen una jornada laboral continua y pasan un prolongado tiempo fuera de casa pueden incluso programar la calefacción para que los días de diario la temperatura suba para que la casa esté caliente al despertarse, luego se mantenga más baja hasta poco antes de la hora prevista de regreso , que de nuevo vuelve a subirse unos grados hasta la hora de dormir.
Todo ello tiene una traducción en el bolsillo, un ahorro motivado por un consumo medido en función de las necesidades que evita despilfarrar en el uso de la energía calorífica.
También contribuyen al ahorro los nuevos sistemas que permiten un mayor aprovechamiento del calor, como ocurre, por ejemplo, con las calderas de condensación, que cada vez están más implantadas en las casas porque aunque su coste es mayor que las tradicionales, el ahorro a medio y largo plazo complensa esta mayor inversión inicial.