3 consejos para proteger tu aire acondicionado del frío

Los equipos de aire acondicionado sufren con las temperaturas extremas, con el calor y también con el frío. Por eso, cuando llega en invierno es importante prestarles un poco más de atención para evitar problemas que pueden llegar a ser realmente serios.

Es cierto que los aparatos están preparados para soportar sin grandes dificultades la lluvia, el viento, el frío intenso o la nieve. Pero eso no quiere decir que con temperaturas bajo cero no pueda aparecer algún inconveniente. Los más comunes son la congelación, la escarcha o que los equipos funciones de una manera muy poco eficiente. ¿Cómo evitarlos?
1. Cubrir la unidad exterior
Si el aire acondicionado no se va a usar durante el invierno, es recomendable proteger la unidad exterior con una funda. Por un lado, ayuda a evitar problemas de oxidación de algunos componentes, al impedir el contacto directo con la lluvia y la humedad. Por otro lado, evita la acumulación de polvo y suciedad, que puede afectar al rendimiento del equipo cuando comience a funcionar.
Es importante, sin embargo, asegurarse de que el equipo pueda “respirar”. Se trata de que, en caso de que aparezca escarcha, haya la suficiente ventilación para que pueda evaporarse y no se acumule, puesto que esta circunstancia también es perjudicial para los aparatos.
2. Evitar la acumulación de nieve
Si el equipo tiene bomba de calor, no se podrá tapar. En ese caso, es importante mantenerlo limpio de escarcha y de nieve, retirando esta última lo antes posible. Hay que tener en cuenta que, si aparece hielo en el intercambiador, el equipo no funcionará correctamente e incluso podrían aparecer averías graves.
Si se trata de una zona muy fría y de nevadas frecuentes, lo más práctico es proteger la unidad con un pequeño tejadillo que impida que la nieve se acumule directamente sobre él. Otro consejo es no colocar el aparato exterior demasiado cerca del suelo para evitar que la acumulación de nieve llegue a él.
Para evitar la escarcha y el riesgo de congelación, por otra parte, lo más práctico es que el equipo esté en funcionamiento. Pero incluso aunque no se utilice el aire acondicionado, conviene arráncalo de vez en cuando, puesto que así se consigue que el motor se mantiene bien lubricado.
3. Proteger las tuberías
Temperaturas muy bajas también pueden provocar que las tuberías de la instalación de aire acondicionado se congelen. Por eso no hay que olvidarse de ellas. Aquellas que discurren por el exterior deben estar perfectamente aisladas con materiales adecuados, como fibra de vidrio, EPDM, poliuretano o espuma de poliestireno.
Un buen aislamiento no solo alejará el riesgo de que los componentes y líquidos del equipo se congelen, sino que ayudará a mejorar su eficiencia y evitarán el riesgo de aparición de problemas como la condensación.
Proteger el aire acondicionado del frío no requiere ni de un gran esfuerzo ni de una gran inversión. A cambio, los beneficios son enormes, puesto que se evitan averías y el equipo funcionará de una forma mucho más eficiente. No dejes que los días más duros del invierno afecten a tus equipos, aún estás a tiempo de prevenirlo.
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