Factores que intervienen en la temperatura ideal de un espacio cerrado

Diversos factores como la vestimenta, el metabolismo o la humedad relativa, influyen a la hora de fijar la temperatura óptima para espacios públicos como hospitales o colegios.

Cuando uno se encuentra en su propia casa es fácil determinar a qué temperatura hay que poner la calefacción. Todo depende del confort térmico de cada persona y de cómo le guste ir vestido cuando está en casa, pero siempre teniendo en cuenta que cuanta menos ropa llevemos, más alta tendremos que poner la calefacción y mayor será el consumo energético. En cualquier caso, en un hogar unipersonal no hay ningun problema sobre el dilema de a qué temperatura poner la calefacción ya que es uno mismo el que decide.
Si se trata de un hogar familiar, con varios miembros, los adultos deberán ponerse de acuerdo, pero si estamos en un espacio aún más amplio, con mayor afluencia de personas, hay que tener en cuenta que, en términos de confort térmico, no se podrá dar gusto a todos, ya que la temperatura dependerá de una serie de parámetros como la vestimenta que llevemos, lo que estemos haciendo en ese momento (no es lo mismo estar parado que andando o corriendo) o lo que hayamos comido. Esos tres factores harán que el cuerpo de cada persona requiera distintas temperaturas de ambiente.
Por ello, a la hora de fijar la temperatura de la calefacción en un establecimiento público, como puede ser un centro comercial, un hotel, un edificio de oficinas, unas dependencias de la Administración, un colegio o un hospital, se pueden plantear algunas preguntas como a quíen se le da satisfacción en lo que respecta a la temperatura ambiente o con qué criterio se fijan los grados a los que se pone la calefacción.
Diversos expertos han estudiado en profundidad durante años la cuestión y a través de ellos se ha llegado a fijar un estándar normalizado que se traduce en una norma de calidad en lo referente a la ergonomía de ambiente térmico, la norma ISO 7730.
El trabajo para determinar la ergonomía de ambiente térmico de esa norma es el resultado de haber sometido a ensayo y recogido la opinión de colectivos de personas que fueron sometidas, en un local cerrado, a variaciones de las condiciones térmicas del ambiente. La sensación que iban experimentando se iba catalogando en una escala que iba desde mucho calor, a calor, estar bien, sentir frío o mucho frío.
En base a esos datos estadísticos de la sensación térmica que tienen distintas personas que utilizan ese espacio cerrado de acceso público, se determinaron los parámetros estadísticos, el Voto Medio Estimado (PMV) y el Porcentaje Estimado de Insatisfechos (PPD) con esa temperatura.
Estas valoraciones permitieron fijar una ecuación y desarrollar un procedimiento de cálculo analítico que determina el porcentaje de personas insatisfechas que se produciría en un espacio cerrado en función de variaciones de los parámetros del ambiente, del cuerpo humano y de la vestimenta.
El metabolismo de la persona y el nivel de aislamiento de la vestimenta son dos de los parámetros que más peso tienen a la hora de determinar la temperatura de un espacio cerrado pero para la determinación del bienestar de un ambiente térmico intervienen igualmente otros parámetros como la temperatura de ese ambiente, la humedad relativa o la velocidad el aire en la estancia.
Tendiendo en cuenta todos estos aspectos y mediante unos procesos matemáticos que asignan valores a cada uno de los parámetros que influyen en el bienestar térmico es un espacio cerrado, se puede determinar la temperatura ideal. Ésta no será la misma, por ejemplo, en un gimnasio, donde la gente hace deporte; que en las habitaciones de un hospital, en el que los pacientes están en la cama; o en las aulas de un centro escolar, en el que los alumnos están sentados durante largo tiempo.
En cualquier caso, a la hora de determinar la temperatura en espacios públicos cerrados, siempre se debe aplicar la racionalidad para fomentar el ahorro energético y no tener que estar en manga corta en una estancia cerrada en invierno.